Desde la Asociación de Municipios del Camino de Santiago (AMCS) compartimos este reportaje firmado por Olaia González, que pone en valor uno de los enclaves monásticos más singulares del Camino Francés: el Monasterio de San Julián de Samos, considerado el monasterio habitado más antiguo de España con 1.500 años de vida monástica ininterrumpida.
Un enclave histórico en pleno Camino Francés
Situado en la provincia de Lugo, a orillas del río Sarria y rodeado de montes y bosques, el monasterio forma parte de una de las variantes más emblemáticas del Camino de Santiago Francés. Su origen se remonta al siglo VI, cuando todavía no se había implantado la regla benedictina, lo que convierte a Samos en uno de los lugares de espiritualidad más antiguos del país.
Hoy continúa siendo un centro vivo, habitado por siete monjes benedictinos, lo que refuerza su continuidad histórica y religiosa.
El primer peregrino y la protección real
El artículo recuerda también la estrecha relación del cenobio con el rey Alfonso II el Casto, considerado tradicionalmente el primer peregrino del Camino de Santiago. Tras refugiarse en Samos en su juventud, el monarca otorgó al monasterio privilegios y tierras, impulsando su crecimiento e influencia.
Durante la Edad Media, la abadía llegó a poseer extensos dominios que alcanzaban incluso el Bierzo y, desde el año 1020, una bula papal le reconoció el derecho a ofrecer hospitalidad a los peregrinos, un papel que aún mantiene.
Un conjunto monumental de estilos diversos
El Monasterio de Samos sorprende por la sobriedad de su exterior, construido en pizarra, y por la riqueza artística de su interior. Las múltiples reformas, incendios y ampliaciones han dejado una combinación de estilos que abarca lo románico, gótico, renacentista, barroco y neoclásico.
Entre los espacios más destacados se encuentra el Claustro de las Nereidas (siglo XVI), famoso por el medallón en el que el maestro cantero Pedro Rodrigues dejó una inscripción humorística en 1582: «Qué miras bobo», uno de los detalles más fotografiados por los visitantes.
Un lugar de acogida para el peregrino
Samos sigue siendo una de las paradas simbólicas del Camino Francés. El monasterio mantiene un albergue gratuito para peregrinos y una hospedería abierta a quienes buscan un tiempo de retiro o contemplación.
Los visitantes pueden acceder a una biblioteca con 25.000 volúmenes, entre ellos incunables del siglo XV y una de las primeras copias del Códice Calixtino, además de una recreación de la antigua botica y la pequeña Capilla del Ciprés, de origen prerrománico.
Un referente del patrimonio jacobeo
Pese a incendios, desamortizaciones y etapas de decadencia, Samos ha logrado mantener su actividad monástica y conservar un legado único. Sus quince siglos de historia ininterrumpida lo convierten en un punto clave del patrimonio cultural del Camino de Santiago.

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