O Pino se ha consolidado como uno de los municipios más relevantes del Camino Francés, albergando el mayor número de kilómetros de esta histórica ruta jacobea en Galicia: dieciocho en total. Su territorio está atravesado por cinco parroquias —San Breixo de Herreros, San Miguel de Cerceda, Santa Eulalia de Arca, San Miguel de Pereira y Santa María de Castrofeito— que ofrecen al peregrino una combinación de patrimonio, naturaleza y hospitalidad tradicional. La ruta comienza en la parroquia de San Breixo, en los lugares de Calzada y Cuaje, y se extiende hasta las proximidades del aeropuerto de Lavacolla, ya en Santiago de Compostela, brindando a los caminantes una experiencia que conjuga historia, paisaje y devoción.
Historia
El pasado histórico de O Pino está intrínsecamente ligado al Camino de Santiago y a la vida rural gallega. Desde la Edad Media, estas tierras fueron testigo del tránsito de peregrinos que se dirigían a Santiago de Compostela, consolidándose como un lugar de paso y descanso. A lo largo de los siglos, el municipio ha sabido mantener su identidad rural mientras acogía a viajeros de toda Europa. La construcción de albergues, ermitas y fuentes sagradas evidencia la profunda vinculación de O Pino con el culto jacobeo, y sus caminos históricos se han conservado como testimonio de intercambios culturales, comercio y hospitalidad que datan de hace cientos de años.
Patrimonio
El municipio ofrece un rico patrimonio que abarca arquitectura religiosa, civil y etnográfica. Entre los templos más destacados se encuentra la conocida como Catedral de la Montaña, la Iglesia de San Xulián de Grasientos y la Iglesia de Gonzar, cerca de cuyo altar mayor se encuentra la tumba de Josefa Torres, figura legendaria que inspiró relatos de Emilia Pardo Bazán. Además, el municipio cuenta con once iglesias parroquiales —entre ellas San Breixo de Herreros, San Miguel de Cerceda, Santa María de Castrofeito o San Lourenzo de Pastor— y cuatro ermitas, como Santa Irene, Santiso, La Magdalena y San Andrés en Gonzar.
La arquitectura civil se refleja en los majestuosos pazos de O Pino, testimonio de las familias nobles que residieron en la zona. Destacan el Pazo del Marqués de Montesacro o Pazo de Bermás, que alberga el mayor cedro de Galicia, el Pazo de Porto Outeiro en Medí con su escudo del siglo XVIII, y el Pazo del Picón en Arca, con un jardín laberíntico de boj. Asimismo, los escudos y restos de otras residencias señoriales revelan la importancia histórica de la nobleza local y su vínculo con el Camino de Santiago.
En cuanto al patrimonio etnográfico, O Pino conserva numerosos cruceiros, hórreos, molinos, fuentes y lavaderos que se encuentran distribuidos por todo el municipio. Entre ellos, destaca el cruceiro de Grasientos, que data de 1700 y combina elementos barrocos y neoclásicos. Estos elementos reflejan la riqueza cultural, religiosa y cotidiana de la región, mostrando la vida de generaciones pasadas.
O Pino en el Camino de Santiago
El Camino Francés atraviesa O Pino ofreciendo un mosaico de paisajes que combinan frondosos robledales, campos de cultivo y pequeños núcleos habitados. A lo largo del recorrido, el peregrino puede encontrar hitos de piedra con conchas de vieira, así como altares improvisados en estantes naturales, recordando la dimensión espiritual y cultural del Camino. Puntos de interés como la Ermita de Santa Irene, los lugares de Calzada y Rúa, y el Pazo de Dos Casas, junto con áreas de descanso y albergues como Santa Irene y El Pedrouzo, hacen que esta etapa sea especialmente cómoda y atractiva para los caminantes.
O Pino también ofrece una variada oferta de alojamientos, desde albergues para peregrinos hasta hostales y casas rurales, que permiten a los visitantes descansar y disfrutar de la hospitalidad gallega.
Festividades
Las parroquias celebran a lo largo del año numerosas festividades, muchas de ellas vinculadas a sus patronos y al Camino de Santiago. Procesiones, romerías y ferias locales permiten a vecinos y visitantes conocer la cultura gallega más tradicional, acompañada de gastronomía típica y música popular. Estas celebraciones refuerzan la identidad del municipio y su conexión histórica con el Camino, ofreciendo experiencias auténticas que enriquecen el paso de los peregrinos.
Actualidad
Hoy O Pino combina su legado histórico con servicios modernos para peregrinos y turistas. Los caminos están bien señalizados y mantenidos, y la oferta gastronómica permite degustar productos locales como verduras, legumbres, quesos y embutidos gallegos. La infraestructura turística, junto con la hospitalidad de sus vecinos, garantiza que la experiencia de recorrer los dieciocho kilómetros del Camino Francés por O Pino sea segura, cómoda y memorable. La riqueza natural, con bosques de robles y paisajes agrícolas, se une al patrimonio arquitectónico y cultural, convirtiendo al municipio en una parada obligatoria para quienes buscan un Camino de Santiago auténtico y lleno de historia.