Municipios, responsables políticos, albergues y ciudadanos jacobeos nos despedimos de una temporada estival 2020 anómala y que seguro todos recordaremos.

Un dato estadístico que resume la realidad vivida en el Camino es que han peregrinado, de media, un 25 por ciento de los peregrinos totales con respecto a la temporada pasada. También, que el peregrino ha sido eminentemente nacional y acompañado de su familia, pero, con una cuota respetable, dadas las circunstancias, de extranjeros que ha variado según la comunidad.

Desde la Asociación llamamos a la reflexión sobre estos datos. Si bien, la lectura inicial es valorarlos como un duro golpe al empresariado y a los municipios, la vuelta del peregrino ha sido verdaderamente insólita. Vimos a los primeros peregrinos regresar a la Ruta antes del 1 de julio, recién estrenada la movilidad, y su presencia fue aumentando hacia finales de julio y el mes de agosto. Hay que entender que era imposible que el número de peregrinos se acercara al de un año normal, lo que promueve esta segunda lectura.

Es de valorar, incluso estudiar, que miles de personas hayan optado por una experiencia en la que es inevitablemente cruzar territorios, comunidades autónomas y se vive de forma estrecha con personas de diversos orígenes y que en ello radica su encanto. Como también es de valorar que, a su vuelta, la infraestructura del Camino de Santiago estuviera preparada y dispuesta con sus deberes hechos. La lógica de dar un servicio o lograr ganancias batalló fuertemente con el miedo humano a ser contagiado, contagiar o ser responsable parcial de los contagios. Con información poco precisa y cambiante y desinformados por exceso de información.

Con todo ello, el Camino de Santiago Francés lideró indiscutiblemente la gestión y la respuesta a la pandemia. Como ejemplo se puede citar, que mientras en el Camino Francés el 50 por ciento de los albergues han abierto sus puertas para recibir al peregrino, en el Camino del Norte los albergues han permanecido cerrados en su práctica totalidad, salvo excepciones, y en el Camino Portugués el peregrino tuvo que alojarse en la infraestructura hostelera turística. Todo ello con casos más sonoros que relevantes numéricamente de positivos de Covid en todos los caminos. En conclusión se ha sido  capaz de reaccionar.

Sería injusto no señalar que la Asociación ha tenido un papel relevante en la situación. Primero, en el vaciado y auxilio del peregrino durante el cierre con motivo del Estado de Alarma y después con la creación de los únicos protocolos específicos de los Caminos de Santiago consultados por más de 12.000 personas. Con el estímulo y ejemplo que se ha dado al abrir una red de albergues municipales y albergues privados asesorados por la AMCS, los llamados Albergues Seguros, que ha estimulado la apertura de otros, siguiendo nuestros protocolos y utilizando nuestros recursos visuales.

Este, ha sido un esfuerzo de todos los municipios, que al pertenecer a la Asociación lo han hecho posible. También queremos reflejar lo importante que ha sido la valentía de los municipios al abrir sus albergues y que ha servido de ejemplo a los albergues privados. Una infraestructura pública con servicios privados logra que los peregrinos no tengan que asumir costes que pueden superar los 2.500 euros para realizar el Camino. Circunstancia que podría provocar, fácilmente, la elección de otros destinos más cómodos.
Entre todos se ha logrado que no se haya difundido que los albergues están cerrados y por ende el Camino no se puede realizar. Circunstancia que hubiera sido más difícil remontar cara el próximo año.

A todos los que han participado de esta recuperación, la Asociación de Municipios les da las gracias.