Santiago de Compostela

Santiago de Compostela, capital de Galicia y meta espiritual de millones de peregrinos desde la Edad Media, es una ciudad donde historia, arte y tradición conviven de manera armoniosa. Su casco histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad, se alza alrededor de la catedral que custodia las reliquias del Apóstol Santiago, dando forma a uno de los hitos culturales y religiosos más importantes de Europa. A lo largo de los siglos, Santiago ha evolucionado desde un pequeño enclave romano hasta convertirse en un centro académico, administrativo y cultural de referencia internacional, ofreciendo al visitante un lugar que combina pasado, presente y futuro.

Historia

Los orígenes de Santiago se remontan a la época romana, cuando en el espacio ocupado hoy por la ciudad histórica existía una villa que prosperó hasta el siglo VII. Junto al núcleo amurallado de aquella «civitas» romana se levantó, en el siglo I, un mausoleo pagano que, siglos después, adquiriría una relevancia extraordinaria. En él se enterraron tres mártires cristianos, alrededor de cuyas tumbas se mantuvo un culto continuado hasta el siglo VII, tal como prueban las excavaciones arqueológicas.

El acontecimiento que cambia el destino del lugar tiene lugar a inicios del siglo IX, probablemente en el año 813, cuando el obispo de Iria Flavia, Teodomiro, examina el mausoleo tras la revelación del eremita Pelagio y lo identifica como la tumba del Apóstol Santiago. Esta identificación se basaba en la tradición que afirmaba que el Apóstol había predicado en el «finis terrae» hispano y que, tras su martirio, sus discípulos trasladaron su cuerpo hasta este emplazamiento. El descubrimiento llevó al rey Alfonso II a acudir desde Oviedo para reconocer oficialmente el sepulcro y declarar al Apóstol patrón del reino, fundándose así la ciudad en torno al santuario hacia el año 830.

La peregrinación a Compostela creció rápidamente, consolidando a Santiago como un foco espiritual de primera magnitud en la Europa occidental. No obstante, la ciudad sufrió devastaciones como la incursión musulmana de Almanzor en el año 997, que arrasó la urbe aunque respetó el sepulcro apostólico. Tras su reconstrucción, comenzó la primera expansión medieval y en 1075 se inició la construcción de la gran catedral románica.

En 1099 ascendió al episcopado Diego Xelmírez, una figura clave para el desarrollo político, religioso y artístico de la ciudad. Bajo su impulso se completó la catedral, se ampliaron las estructuras administrativas y se dinamizó la vida urbana. A finales del siglo XII, el maestro Mateo culminó el Pórtico de la Gloria, una obra cumbre del románico universal.

Las peregrinaciones consolidaron el Camino Francés como vía principal y propiciaron la instalación de conventos de órdenes mendicantes en diversos accesos de la ciudad, configurando la estructura urbana extramuros. Durante la Baja Edad Media la ciudad se convirtió en un activo centro comercial e industrial, mientras que en los siglos XIV y XV se vivieron intensas disputas entre los poderes burgueses y eclesiásticos.

Ya en el Renacimiento, la fundación del Hospital Real y, poco después, de la Universidad, reforzaron el carácter civil, académico y caritativo de Santiago. Durante el Barroco, especialmente desde 1657, se transformó profundamente la imagen urbana con la construcción de la fachada del Obradoiro y de edificios emblemáticos como el Palacio de Raxoi (1767).

En los siglos XIX y XX la ciudad experimentó importantes reformas urbanísticas, como la creación de la Alameda, el Mercado de Abastos y el desarrollo del Ensanche. Finalmente, la designación de Santiago como sede de la Xunta de Galicia en 1980 supuso un decisivo impulso político, económico y cultural que ha continuado en el siglo XXI con nuevos equipamientos culturales y urbanísticos, como la Cidade da Cultura.

Patrimonio

El patrimonio de Santiago de Compostela se distingue por su monumentalidad, su coherencia estilística y su enorme riqueza artística. En primer lugar destaca la Catedral de Santiago, corazón espiritual de la ciudad y obra maestra del románico europeo. Con el tiempo se enriqueció con elementos góticos, renacentistas y barrocos, destacando el Pórtico de la Gloria, la fachada del Obradoiro, la Puerta Santa, el claustro y el impresionante botafumeiro.

Alrededor de la catedral se articulan plazas icónicas como la del Obradoiro, la Quintana y la Azabachería, que conforman un conjunto urbano único. Asimismo, numerosos edificios históricos completan el patrimonio compostelano, entre ellos el Hostal dos Reis Católicos, uno de los hospitales más antiguos de Europa y hoy un parador de lujo; el Colegio de San Xerome; el Palacio de Raxoi y diversos conventos como San Francisco, San Martín Pinario, Belvís, Santa Clara o Santo Domingo.

Además, la ciudad conserva un trazado medieval prácticamente intacto, con calles estrechas de piedra, soportales, plazas empedradas y casas tradicionales con galerías acristaladas que reflejan la identidad arquitectónica compostelana. Todo este conjunto contribuye a que Santiago sea una ciudad donde el patrimonio se vive a pie de calle y forma parte de la vida cotidiana.

Camino de Santiago

Santiago es la meta de una de las rutas de peregrinación más antiguas y trascendentales del mundo. Desde la Edad Media, el Camino Francés se consolidó como el itinerario principal, aunque confluyen en la ciudad numerosas rutas: el Camino Portugués, el Primitivo, el del Norte, la Vía de la Plata, el Inglés, el Camino de Fisterra-Muxía, entre otros.

El flujo continuo de peregrinos ha marcado profundamente la personalidad de Santiago, que se configura como un lugar de encuentro intercultural y espiritual. Además, el camino ha sido una vía de transmisión de arte, comercio e ideas que hicieron de la ciudad un foco dinamizador en la Europa medieval y, hoy en día, un destino universalmente reconocido. La llegada a la plaza del Obradoiro, tras recorrer la última etapa, sigue siendo uno de los momentos más emocionantes para cualquier caminante.

Festividades

La vida festiva se estructura en torno a diversas celebraciones que, gracias a su arraigo y proyección, dotan a la ciudad de un ambiente singular. En primer lugar destacan las Festas do Apóstolo, celebradas cada mes de julio, cuando la ciudad se llena de actividades culturales, conciertos, exhibiciones y actos religiosos en honor al Apóstol Santiago. Como colofón, el 24 de julio se realiza el famoso espectáculo pirotécnico en la fachada del Obradoiro, mientras que el día 25 tiene lugar la misa solemne con la tradicional ofrenda al Apóstol.

Paralelamente se celebran otros eventos de gran importancia, como la Ascensión, festividad primaveral que combina mercado tradicional, música y muestras de cultura gallega; o la Navidad, en la que las calles se iluminan de forma espectacular y se organizan actividades para todas las edades. Además, cada año la ciudad acoge festivales culturales como el Cineuropa, la programación del Auditorio de Galicia, la Mostra de Teatro Universitario y los numerosos conciertos de verano que llenan de vida el casco histórico.

Actualidad

En la actualidad, Santiago de Compostela es una ciudad moderna que ha sabido preservar su esencia histórica mientras se proyecta hacia el futuro. Su universidad, una de las más antiguas de España y una de las instituciones más prestigiosas del país, atrae a miles de estudiantes que llenan la ciudad de dinamismo juvenil. A su vez, Santiago es sede del gobierno autonómico y un importante polo administrativo, cultural y científico.

La ciudad también continúa desarrollando nuevos proyectos urbanísticos y culturales, como la ampliación de áreas verdes, la recuperación de espacios históricos y la dinamización del tejido cultural a través de instituciones como el CGAC, el Museo do Pobo Galego, la Cidade da Cultura y numerosos centros de arte, investigación y música. Gracias a su equilibrio entre tradición y modernidad, Santiago sigue siendo un lugar privilegiado donde conviven patrimonio, vida universitaria, espiritualidad, cultura y naturaleza.