

Situada en la comarca de Tierra de Campos, Palencia, Frómista es un punto clave del Camino Francés del Camino de Santiago, donde convergen historia, cultura, arte y tradiciones. Su importancia se ha mantenido desde la Edad Media, cuando la villa se convirtió en un núcleo esencial para los peregrinos que recorrían la ruta jacobea hacia Santiago de Compostela.
Edad Media: Frómista en su esplendor
Frómista alcanza su máximo esplendor medieval alrededor del año 1066, según la referencia del testamento de la Reina Doña Mayor, cuando se funda el Monasterio de San Martín, con su iglesia románica. Posteriormente, en 1118, la Reina Doña Urraca dona el monasterio y su jurisdicción a los monjes benedictinos de Carrión, consolidando la influencia espiritual y cultural del lugar.
Entre los siglos XII y XV, Frómista estuvo dividida en dos jurisdicciones: por un lado, la jurisdicción eclesiástica sobre el barrio de San Martín, y por otro, la jurisdicción civil, ejercida por los señores de Frómista. Sin embargo, en 1427, Gómez Benavides unificó ambas jurisdicciones y fundó en 1436 el Monasterio de Nuestra Señora de la Misericordia para monjes benedictinos, consolidando la importancia religiosa de la villa.
Durante esta época, Frómista se convierte en un centro cultural y espiritual, con hospitales y albergues destinados a peregrinos, que garantizaban alojamiento y asistencia en su paso por la villa.
San Telmo, los judíos y el Milagro
La historia medieval de Frómista está marcada por figuras y hechos singulares:
San Telmo (Pedro González Telmo, 1185-1246): Patrono de los marineros, se dedicó al servicio de Dios tras un episodio de humildad y predicó en el norte de España hasta su muerte en 1296.
La comunidad judía: Desde la época de Fernando I y Alfonso X, los judíos se establecieron en Frómista, llegando a representar una cuarta parte de la población a finales del siglo XV, hasta su expulsión en 1492, que tuvo un fuerte impacto económico y demográfico.
El Milagro (1453): Pedro Fernández de Teresa, excomulgado tras un conflicto con un prestamista judío, fue milagrosamente salvado durante la comunión. Desde entonces, el priorato de San Martín y la villa reciben el sobrenombre de “Villa del Milagro”. La piedra del milagro y la estola del sacerdote aún se conservan como testimonio histórico.
Siglos XVI-XVIII: decadencia y dificultades
Tras la Edad Media, Frómista experimenta un periodo de decadencia debido a la expulsión de los judíos, pestes, malas cosechas y la presión del régimen señorial. Para 1591, la población se había reducido a 521 vecinos, descendiendo a 217 vecinos a mediados del siglo XVIII. La actividad económica era escasa, la agricultura de secano limitada y muchas casas estaban en ruinas.
Siglos XVIII-XX: recuperación y modernidad
No obstante, el panorama comenzó a cambiar con la construcción del Canal de Castilla en 1773, que incluyó cinco esclusas en Frómista, facilitando el regadío, el transporte y el desarrollo de pequeñas industrias de harina.
En 1865, la llegada del Ferrocarril del Norte mejoró la comunicación y dinamizó la economía local. Aunque la villa sufrió las crisis del siglo XX como muchas zonas rurales, hoy mantiene unos 1.000 habitantes, conservando su patrimonio, historia y función como etapa imprescindible del Camino de Santiago.
Patrimonio histórico y artístico
Frómista es rica en arte románico y medieval, con ejemplos destacados:
Iglesia del Monasterio de San Martín: joya del románico español y símbolo del Camino de Santiago.
Iglesia de Nuestra Señora del Castillo: con su retablo medieval y la historia del Milagro.
Hospederías históricas: legados jacobeos que han servido a los peregrinos durante siglos.
Canal de Castilla: una obra de ingeniería que combina funcionalidad y belleza paisajística.
Camino de Santiago
El Camino Francés atraviesa Frómista, haciendo de la villa un punto de descanso y referencia para peregrinos. La infraestructura histórica, las hospederías y los servicios actuales se integran en la ruta, ofreciendo una experiencia cultural, espiritual y gastronómica.
Fiestas y tradiciones
Frómista conserva tradiciones populares y religiosas ligadas al Camino:
Celebraciones de San Telmo y otros patronos locales.
Eventos relacionados con el Camino de Santiago, donde peregrinos y vecinos conviven en rituales, procesiones y actividades culturales.
Gastronomía
La villa combina historia y gastronomía, ofreciendo platos típicos como pochas, calbotes, ajoarriero y cordero al chilindrón, acompañados por productos locales y tradicionales como las Rocas del Puy, tarta de San Andrés o alpargatas, además del famoso patxarán navarro.
Frómista hoy
Actualmente, Frómista mantiene su patrimonio, cultura y hospitalidad, siendo un lugar donde el Camino de Santiago y la vida local se funden, ofreciendo a peregrinos y visitantes un recorrido completo de historia, arte y tradición.
Frómista: guía de servicios y recursos del Camino de Santiago en Palencia

Barco Juan de Homar por el Canal de Castilla

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