Castiello de Jaca

Historia y patrimonio

Castiello de Jaca, en pleno Pirineo aragonés, debe su nombre a un antiguo castillo del que aún se conservan algunos restos. Situado sobre un barranco que divide el pueblo, el casco urbano mantiene un ambiente rural y apacible, con la iglesia románica de San Miguel Arcángel presidiendo la parte alta y dominando el valle por el que discurre el río Aragón. Junto a ella aún se aprecian restos de la fortaleza medieval, evocando su función original como Torre de Señales en la época tardorromana, luego heredada por los visigodos, y más tarde como baluarte defensivo de la frontera con el mundo musulmán.

El templo parroquial de San Miguel se construyó en el siglo XII y ha sido reformado a lo largo de los siglos XIII al XIX. La iglesia, de una sola nave con ábside semicircular y presbiterio, combina elementos románicos, renacentistas y barrocos: el ábside se cubre con bóveda de cuarto de esfera, la nave central con bóveda articulada en tres tramos y las capillas laterales presentan distintos sistemas de techumbre, que van desde el medio cañón hasta la arista con lunetos, reflejando la evolución arquitectónica del valle. Destaca el cuerpo del campanario y el macizo aspecto exterior de la iglesia, que sigue imponiendo presencia sobre la población.

El Camino de Santiago y las “mil reliquias”

Castiello de Jaca se encuentra dentro del Camino de Santiago francés, conocido entre los peregrinos como “el de las mil reliquias”. Su iglesia parroquial alberga un centenar de objetos sagrados, reunidos desde los primeros siglos de la Cristiandad. La tradición cuenta que un peregrino valenciano, exhausto física y espiritualmente, donó todos sus bienes a la villa como muestra de gratitud. Cada primer domingo de julio, las reliquias se exhiben en una ceremonia que sigue atrayendo a vecinos y caminantes.

Otro punto emblemático es la Posada o Venta de los Carruajes, que conserva su función histórica como lugar de encuentro para viajeros, comerciantes, peregrinos y vecinos del valle, evocando la vida del paso de rutas históricas y el trasiego de mercancías y gentes.

Naturaleza y entorno

Castiello de Jaca es también la puerta de entrada al Valle de la Garcipollera, en la confluencia de los ríos Ijuez y Aragón. Tras un proceso de repoblación forestal que dejó deshabitados varios núcleos, hoy quedan únicamente Bescós y Villanovilla habitados, mientras que el valle invita a recorrerlo a pie, a caballo o en bicicleta. Sus bosques de robles y pinos, junto con especies como ciervos y jabalíes, ofrecen un entorno natural intacto, ideal para el senderismo y la observación de fauna.

Al final del valle se encuentra el monasterio de Santa María de Iguacel, construido en el siglo XI y restaurado recientemente. Su iglesia románica conserva el característico ajedrezado jaqués y otros elementos decorativos típicos del románico pirenaico, constituyendo un destino accesible tanto a pie como en coche o a caballo.

Castiello hoy

Hoy, Castiello de Jaca combina su legado histórico con un estilo de vida rural tranquilo y hospitalario. Sus calles conservan la arquitectura tradicional, con viviendas de piedra y tejados de pizarra, y acoge peregrinos del Camino de Santiago que buscan reposo y contacto con la historia y la naturaleza del Pirineo aragonés.