La programación contó con una inversión que rondó los 25.000 euros, cuyo objetivo, además de cambiar por unos días la vida en la localidad, es contribuir a dinamizarla económica y turísticamente. A ello se refiere la alcaldesa, Cristina Remírez. “Es una manera de ayudar a los bares a mantener la actividad económica y de promocionar el pueblo”.

Hasta Bargota se acercaron personas de los pueblos vecinos, pero también de puntos más lejanos. “Es dar actividad también a la gente que está por aquí de vacaciones en campings y casas rurales. Son establecimientos que nos promocionan muy bien y sabemos que la Semana gusta porque no hay muchas otras iniciativas centradas en la brujería. La valoración que hacemos este año es muy positiva, con mucha afluencia de público y de gente de la localidad que ha participado”, añade.

La colaboración de los vecinos y de los colectivos es esencial en la organización de la Semana. “Tenemos una comisión involucrada, un grupo de teatro, batucada, y de una monera u otra todo el mundo se implica”. Doce fueron los rincones ambientados sobre la época medieval y la brujería en las bodegas y entradas de casas particulares y que el público tuvo la oportunidad de visitar. El mercado de la brujería, celebrado el domingo, contó con 33 puestos artesanos que ofrecieron sus productos.

La iniciativa, en su edición número 18, está más que asentada en el calendario de eventos de Tierra Estella. “Somos un pueblo muy pequeño y hay mucho trabajo detrás. Nuestro objetivo es seguir organizándolo, darle continuidad para que esta iniciativa no se pierda”.