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Torres del Río

(Navarra)

torresdelrio.es/

Torres del Río, antigua villa también conocida históricamente como Torres de Sansol, se alza en un entorno privilegiado del Camino de Santiago, entre Los Arcos y Viana. Su caserío, dispuesto sobre las laderas de una colina, conforma un paisaje pintoresco donde tradición, patrimonio y espiritualidad se entrelazan desde hace siglos. La localidad, bañada por la luz cálida de la Rioja Oriental, conserva un encanto sereno que invita al viajero a detenerse, contemplar sus calles irregulares y descubrir la riqueza histórica que atesora. Hoy continúa siendo un punto emblemático para peregrinos y visitantes que buscan autenticidad y patrimonio excepcional.

Historia

La historia de Torres del Río es extensa y profundamente vinculada a la ruta jacobea. Según las crónicas antiguas, la villa ya existía antes de la invasión musulmana y fue recuperada por los cristianos tras la toma del cercano Monjardín. Durante la Edad Media, su desarrollo estuvo muy relacionado con instituciones monásticas: en 1109 Jimeno Galíndez donó a Irache el monasterio existente en el lugar, y más adelante, en 1492, el monasterio de Iranzu adquirió a Torres del Río y Sansol el regadío de la Monjía.

Con el paso del tiempo, la localidad fue consolidando su organización concejil. En 1341, Don Alvar Díaz de Medrano, heredero de bienes en la villa, vendió sus propiedades al propio concejo, que finalmente pasó a depender directamente del rey, conservando el apreciado fuero de Viguera. Más adelante, por la sentencia arbitral de Luis XI de Francia en los conflictos entre Enrique IV de Castilla y Juan II de Aragón, Torres del Río quedó anexionada a Castilla entre 1463 y 1753, junto con Los Arcos y otras villas del entorno.

Su casco urbano, de trazado irregular condicionado por el relieve de la colina, conserva aún el aire medieval que ha acompañado a la villa a lo largo de los siglos, con la Plaza Padre Valeriano Ordoñez como centro vital del municipio.

Patrimonio

El patrimonio  es uno de los más sobresalientes de toda la ruta jacobea navarra. En primer lugar, destaca la Iglesia del Santo Sepulcro, joya arquitectónica del siglo XII y uno de los mejores ejemplos de templo románico-octogonal de inspiración oriental en España. Su planta, su cúpula estrellada y su sofisticada iconografía la convierten en un edificio único, con claras referencias a los templarios y a la arquitectura del Santo Sepulcro de Jerusalén. Este singular monumento sorprende a todos los caminantes por su belleza y simbolismo.

Por otro lado, la iglesia parroquial de San Andrés, situada en la parte más alta del pueblo, domina el caserío con su imponente volumen de sillería. Su construcción, que combina elementos medievales y posteriores reformas, constituye un excelente ejemplo de la evolución arquitectónica religiosa de la villa. El interior, sobrio y armónico, conserva piezas de valor histórico y artístico ligadas al culto parroquial tradicional.

Además del patrimonio monumental, el propio entramado urbano —con calles estrechas, pendientes pronunciadas y rincones que conservan la esencia medieval— forma parte del legado cultural del municipio. Conjuntamente, estos elementos configuran un conjunto patrimonial que refleja la importancia histórica de Torres del Río como enclave estratégico de paso.

Camino de Santiago

Torres del Río es un punto clave del Camino Francés, ya que la ruta principal atraviesa la localidad de forma directa. A lo largo de los siglos, su situación estratégica entre Los Arcos y Viana convirtió a la villa en un lugar de descanso, abastecimiento y culto para los peregrinos que avanzaban hacia Santiago.

El paso continuo de caminantes favoreció la creación de infraestructuras jacobeas, entre ellas el hospital y servicios destinados a acoger a los viajeros medievales. Hoy, el Camino continúa latiendo con fuerza en la localidad: las calles se llenan de peregrinos, la hospitalidad sigue siendo seña de identidad y la iglesia del Santo Sepulcro se convierte en un hito espiritual de referencia en la etapa.

La presencia constante de caminantes aporta dinamismo, diversidad cultural y un ambiente único, consolidando a Torres del Río como uno de los lugares más emblemáticos de esta parte del trayecto navarro.

Festividades

La vida festiva sigue profundamente ligada a sus tradiciones religiosas y comunitarias. Entre las celebraciones más destacadas se encuentran las fiestas patronales en honor a San Jorge y San Andrés, que reúnen a vecinos y visitantes en torno a actos litúrgicos, actividades culturales y encuentros populares que refuerzan el sentido de comunidad.

Además, el municipio celebra diversas festividades estacionales que incluyen verbenas, gastronomía típica y eventos que recuperan las costumbres locales. Gracias a la presencia continua de peregrinos, muchas de estas celebraciones adquieren un carácter abierto y cosmopolita, favoreciendo la convivencia entre habitantes y caminantes que comparten la riqueza cultural de la villa.

Actualidad

En la actualidad, la localidad combina su carácter tradicional con una notable vitalidad turística vinculada al Camino de Santiago. El municipio trabaja en la conservación de su patrimonio, en la mejora de servicios para residentes y peregrinos, y en la promoción de un modelo de desarrollo sostenible que respete su esencia histórica.

Asimismo, la restauración del Santo Sepulcro y de distintos espacios urbanos ha impulsado el interés cultural por la localidad, convirtiéndola en un destino imprescindible para quienes recorren la ruta jacobea o desean descubrir la Navarra más auténtica. La convivencia entre su legado medieval y la vida contemporánea otorga al municipio una identidad propia que lo distingue dentro del territorio navarro.

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