Azofra
Azofra es una antigua villa riojana situada en pleno Camino de Santiago, en el tramo que une Nájera y Santo Domingo de la Calzada. Desde la Edad Media, su ubicación estratégica la convirtió en lugar de paso y descanso para los peregrinos, lo que marcó profundamente su trazado urbano, su historia y su identidad hospitalaria.
El pueblo se caracteriza por su estructura de pueblo-calle, típica de las villas caminieras: un casco alargado en torno a la Calle Mayor o Calle Real, con otra vía paralela hacia el sur, la tradicional Calle del Sol o Campo de Sol, así llamada por su orientación hacia el mediodía. Entre ambas se levantan pequeñas calles transversales que conservan el encanto de la arquitectura tradicional riojana.
La iglesia y el alma del pueblo
En el centro de la villa, sobre un pequeño altozano, se alza la iglesia parroquial de Nuestra Señora de los Ángeles, corazón espiritual y social de Azofra desde sus orígenes. Su posición elevada, entre las dos calles principales, parece simbolizar su papel como eje vertebrador de la comunidad.
El templo, de origen medieval con reformas posteriores, alberga interesantes obras de arte sacro y mantiene viva la devoción popular, especialmente durante las fiestas patronales de agosto, en honor a la Virgen de los Ángeles.
Tierra de cereal y vino
La economía de Azofra ha estado tradicionalmente ligada al campo y la vid. La mayoría de sus vecinos son agricultores, herederos de una tierra fértil donde prosperan los cereales y los viñedos que alimentan las bodegas de la Rioja Alta.
A escasa distancia del casco urbano discurre el río Tuerto, que nace en los montes de Villar de Torre y desemboca en el Najerilla, ya cerca de Hormilleja. Su curso forma un pequeño y apacible valle conocido como el Valle de Cañas, integrado por los pueblos de Villar de Torre, Villarejo, Cañas, Canillas, Torrecilla sobre Alesanco, Alesanco, Azofra y Hormilla: un corredor natural que combina patrimonio, paisaje y tradición agrícola.
Azofra hoy
Hoy en día, Azofra continúa siendo una de las paradas emblemáticas del Camino de Santiago en La Rioja. Su albergue de peregrinos, uno de los más antiguos de la región, mantiene viva la hospitalidad que dio fama al pueblo desde la Edad Media.
La villa participa en proyectos de turismo rural y sostenible, promoviendo la recuperación de su patrimonio arquitectónico, la conservación de su entorno natural y la puesta en valor de su identidad jacobea y vitivinícola.
Entre los visitantes y peregrinos que recorren sus calles tranquilas, Azofra sigue ofreciendo lo mismo que hace siglos: descanso, historia y paisaje, en el corazón de la Rioja Alta.
