

Villatuerta, conocida en euskera como Bilatorta, es un municipio situado en la merindad de Estella y enclavado en la comarca de Estella Oriental, a escasos 40 kilómetros de Pamplona. Su nombre procede del término latino vilatorta, “villa torcida o sinuosa”, lo que parece aludir tanto a su antigua orografía como al trazado primitivo del asentamiento. El municipio conserva una identidad profundamente vinculada a su pasado romano, medieval y jacobeo, mientras que su entorno natural y su desarrollo reciente lo convierten en una localidad equilibrada entre tradición y modernidad.
Historia
La antigüedad de Villatuerta queda demostrada por hallazgos romanos hallados en su término, como la lápida funeraria dedicada a Octavia, hija de Prudente, o la pieza que representa a un cazador con dos ciervos; ambas prueban la existencia de población estable en torno a los primeros siglos de nuestra era. La hipótesis más aceptada sostiene que sobre una primitiva población euskérica, quizá llamada Arandibarren, los romanos asentaron una villa organizada y conectada con las vías secundarias del territorio estellés.
Las primeras menciones documentales firmes aparecen en la Alta Edad Media, especialmente vinculadas al monasterio benedictino de San Miguel, cuya inauguración hacia los años 971-979 quedó registrada en una lápida conservada hoy en el Museo de Navarra. En 1054, el rey Sancho el de Peñalén incorporó este monasterio al de Leyre, lo que consolidó el peso religioso de la zona. A partir del siglo XI aparecen también familias nobiliarias vinculadas a Villatuerta, como los Jaureguizar, los García López de Aranzadi o los Sancho Hermenodes, que ejercieron distintos grados de dominio hasta que, en 1342, los reyes de Navarra adquirieron la villa con todos sus palacios.
La villa sufrió numerosos episodios bélicos debido a su falta de defensas naturales. En 1378, tropas castellanas incendiaron parte de Villatuerta, lo que obligó a reconstrucciones posteriores. Durante los siglos XV al XIX, la localidad padeció las consecuencias de las guerras con Castilla, la invasión francesa y los conflictos carlistas, que redujeron drásticamente su población en varias ocasiones. A mediados del siglo XIX Villatuerta ya contaba con escuela, molino harinero, oficios tradicionales y vida parroquial organizada, y hacia 1920 se expandieron los servicios con nuevas escuelas y una caja rural.
El gran cambio llegó a partir de los años sesenta del siglo XX, cuando la villa comenzó a transformarse gracias a la incorporación de industria y la mejora de las comunicaciones. Desde entonces, Villatuerta ha experimentado un crecimiento urbanístico sostenido, acompañando el auge de Estella y consolidándose como uno de los municipios más dinámicos del entorno.
Patrimonio
El municipio alberga un conjunto patrimonial variado que refleja claramente las distintas etapas de su historia. En el centro destaca la Iglesia Parroquial de la Asunción, un templo iniciado en el siglo XIII y reconstruido tras el incendio del siglo XIV, adoptando un marcado estilo gótico. Su estructura de nave única con bóveda de crucería, sus robustos contrafuertes exteriores y la elegancia de su cabecera pentagonal demuestran la calidad de la arquitectura religiosa medieval navarra. El retablo mayor, realizado por Pedro Izquierdo y Juan Imberto en el siglo XVII, incorpora un notable Calvario y una cuidadosa sucesión de cuerpos y tablas que conforman una de las obras más valiosas de la villa.
A las afueras, sobre la Cuesta del Moro, se conservan restos del antiguo monasterio benedictino de San Miguel, que durante siglos fue lugar de culto para los habitantes del pueblo. Su ermita actual mantiene viva esa memoria espiritual, vinculada además a la primitiva ruta jacobea que pasaba junto al enclave.
El puente medieval sobre el río Iranzu, de origen románico, aporta otro de los elementos fundamentales del patrimonio local, ya que formaba parte del antiguo trazado del Camino de Santiago y unía las dos orillas del municipio. Este entorno, junto al caserío tradicional y las calles históricas del núcleo urbano, crea un conjunto armonioso en el que conviven herencias romanas, medievales y modernas.
Camino de Santiago
Villatuerta ha estado ligada durante siglos al Camino Francés, formando parte del corredor jacobeo entre Cirauqui y Estella. El puente románico sobre el Iranzu fue durante la Edad Media un punto de paso obligado para los peregrinos, y el antiguo monasterio de San Miguel actuaba como referencia espiritual en la ruta. Tras la aparición de la Virgen del Puy en 1085 y la fundación de Estella cinco años después, algunos tramos del Camino se reorganizaron, pero la villa continuó recibiendo peregrinos y manteniendo su identidad jacobea.
En la actualidad, Villatuerta sigue siendo un lugar accesible y atractivo para quienes realizan la ruta, que encuentran en el municipio un espacio ideal para descansar, conocer su patrimonio y disfrutar de un paisaje agrícola y natural que acompaña el avance hacia Estella-Lizarra.
Festividades
La vida festiva combina devoción, tradición y participación vecinal. Las fiestas principales se celebran en honor a la Asunción de la Virgen, cada 15 de agosto, con actos religiosos, música, actividades culturales y un ambiente popular muy arraigado. También tiene una especial importancia la festividad de San Veremundo, figura histórica vinculada al monasterio de Irache, cuyas reliquias se reparten de forma alternativa entre Villatuerta y Ayegui cada cinco años en una ceremonia solemne que mantiene vivo un rito único en Navarra. A lo largo del año, se suman eventos organizados por asociaciones culturales, deportivas y sociales que completan un calendario festivo variado y participativo.
Actualidad
Villatuerta es hoy una localidad próspera y en continuo desarrollo. Su economía combina un sector industrial consolidado, servicios en expansión y una agricultura que se practica en menor medida pero sigue siendo parte esencial del paisaje. El crecimiento urbanístico ha transformado la fisonomía del municipio con nuevas urbanizaciones, equipamientos públicos y mejoras constantes en infraestructuras. El dinamismo demográfico, la cercanía a Estella y la buena comunicación por carretera han convertido a Villatuerta en un lugar atractivo para vivir, trabajar y emprender. A ello se suma una activa vida comunitaria, con asociaciones que impulsan cultura, deporte y convivencia, consolidando un municipio que mira al futuro sin renunciar a la riqueza de su herencia histórica.





