

Sotés es una pequeña y acogedora localidad riojana situada en un entorno de suaves colinas y tierras fértiles, muy próxima a Navarrete y a escasos kilómetros de Logroño. Su carácter rural, unido a su larga historia y a su cercanía a uno de los ramales del Camino de Santiago, convierten al municipio en un ejemplo de la identidad tradicional riojana. Su caserío compacto, sus bodegas subterráneas y sus edificios históricos conforman un paisaje urbano que mantiene viva la memoria de siglos.
Historia
El origen de de la localidad se hunde en la antigüedad, como lo demuestran los vestigios hallados en diferentes áreas de su término municipal. Estos restos, que abarcan desde la Edad del Bronce hasta la Edad del Hierro, revelan la existencia de asentamientos muy antiguos, probablemente nómadas en sus inicios y posteriormente sedentarios conforme la población se consolidó en torno a actividades agrícolas y ganaderas.
En cuanto al topónimo, algunos estudios relacionan el nombre de Sotés con subtus —“subterráneo”—, quizá por la presencia de bodegas excavadas en el subsuelo; sin embargo, también se ha sugerido una relación etimológica con “soto”, término que designa un amplio paraje cercano al casco urbano, lo que refuerza la hipótesis de que el nombre derive de un elemento del entorno natural.
Durante la Edad Media y buena parte de la Moderna, Sotés perteneció a la vecina villa de Navarrete, bajo cuya jurisdicción permaneció hasta el año 1747. Fue entonces cuando logró su independencia administrativa, adquiriendo el título de villa y separándose del control directo de Navarrete. Además, Sotés fue villa de realengo y dependió de la provincia de Burgos hasta la reorganización territorial de 1833, momento en el que pasó a integrarse en la recién creada provincia de Logroño —la actual comunidad autónoma de La Rioja—, consolidando así su identidad institucional.
Patrimonio
El patrimonio refleja la evolución histórica del municipio y la importancia de sus tradiciones. El edificio más destacado es la Iglesia de San Martín, una sólida construcción que combina elementos góticos y barrocos, levantada sobre templos anteriores y enriquecida con retablos y piezas escultóricas de notable valor artístico.
A medida que se recorre el casco urbano, aparecen casas solariegas con escudos nobiliarios, antiguos portales de piedra y bodegas subterráneas excavadas en roca, testimonio de la larga vinculación del municipio con la producción agrícola y especialmente con la cultura del vino. En el entorno rural se encuentran pequeñas ermitas, caminos históricos y antiguas huellas de la ocupación medieval, que ayudan a comprender el papel de Sotés dentro de las rutas tradicionales del valle del Ebro.
Camino de Santiago
El Camino Francés atraviesa directamente Sotés, convirtiendo a la localidad en un punto histórico dentro de la ruta jacobea a su paso por La Rioja. Tras dejar atrás Navarrete, los peregrinos se adentran en un paisaje de viñedos y pequeños valles que conduce hasta Sotés, donde el caserío tradicional y la tranquilidad del entorno ofrecen un respiro en la marcha.
A lo largo de los siglos, este tránsito constante de caminantes contribuyó al desarrollo económico y social del municipio, favoreciendo el intercambio cultural y la creación de servicios orientados a la hospitalidad. Gracias a esta ubicación estratégica, Sotés mantuvo una relación directa y continua con la ruta jacobea, convirtiéndose en parte esencial de la experiencia del peregrino en esta etapa riojana.
Hoy en día, el Camino continúa siendo una presencia viva en el día a día del pueblo. Su trazado por calles y senderos tradicionales permite al viajero descubrir la arquitectura popular, disfrutar del paisaje agrícola característico de la zona y sentir la autenticidad de una localidad que siempre ha convivido con el espíritu del Camino de Santiago.
Festividades
La vida festiva conserva tradiciones populares profundamente arraigadas. Las fiestas patronales en honor a San Martín se celebran con actos religiosos, música, danzas y actividades para todas las edades, convirtiéndose en un punto de encuentro para vecinos y visitantes. A ello se suman celebraciones ligadas al ciclo agrícola, como las actividades relacionadas con la vendimia, que mantienen viva la cultura vitivinícola. Los festejos destacan por su carácter participativo y comunitario, reforzando la identidad local mediante costumbres transmitidas de generación en generación.
Actualidad
Sotés combina su tradición histórica con un modelo de vida tranquilo y sostenible. La economía continúa apoyándose en la agricultura y, especialmente, en el cultivo de la vid, lo que ha permitido que bodegas familiares y proyectos enoturísticos impulsen la actividad económica. Asimismo, la cercanía a Logroño ha favorecido el crecimiento moderado del municipio y la mejora de infraestructuras, manteniendo al mismo tiempo el encanto rural que lo caracteriza. Sotés se presenta hoy como una villa que ha sabido conservar su esencia, al tiempo que se adapta a los nuevos tiempos con equilibrio y arraigo.





