La situación geográfica de la villa de Sahagún en plena Vía Trajana ha marcado su devenir convirtiéndose en cuna de reyes, santos y sabios. En la época romana ya gozó de una extensa actividad gracias a este excelente emplazamiento en plena vía entre la Legio VII e Italia; vía que conducía a Astorga, Zaragoza y Tarragona…

Villa Sanctus Facundus

Su nacimiento acaeció a la sombra de un Monasterio Medieval en honor de los Santos Facundo y Primitivo (de ahí el nombre de la Villa Sanctus Facundus), hace más de nueve siglos. En los siglos II y III tuvo lugar el martirio de dichos santos, quienes murieron decapitados y arrojados al río Cea, en cuya orilla fueron sepultados por grupos de cristianos.

Fue entonces cuando comenzó el culto a los dos mártires y la construcción, en el lugar del martirio, del primitivo Santuario antes del siglo IX. Destruido por una expedición musulmana en el 883 y restaurado por el rey y el abad Alfonso, se convirtió en cuna del nacimiento de la Comunidad Benedictina cuando monjes procedentes de Córdoba revitalizan el monasterio de Domnos Santos. Poco a poco Sahagún fue enriqueciéndose dada su situación privilegiada a orillas del río Cea.

En la Baja Romanidad se construyó allí una capilla, convertida en Monasterio Domnos Sanctos en época visigoda. Este sufrió varias demoliciones por los musulmanes (714, 791, 988 ) y posteriores reconstrucciones. En el 872 Alfonso III el Magno lo donó al abad cordobés Adefonso que restauró la vida monástica.

Apogeo de la villa de Sahagún

La villa de Sahagún llega a uno de sus máximos apogeos en el S. XI y, sobre todo, durante el reinado de Alfonso VI. Es probable que el rey, debido a su matrimonio con Constanza de Borgoña, se decidiese a introducir el rito romano en la Península por medio de la orden de Cluny. Para tal efecto, solicitó monjes de la Orden a San Hugo.  La plena instauración del nuevo culto llegó de mano del Abad Bernardo, de origen francés, posteriormente primer Obispo de Toledo.

En 1085 Alfonso VI concede un ventajoso fuero al Abad y a la villa. Este hecho condujo a un extraordinario crecimiento en todos los sentidos del monasterio y de la villa. La importancia de la congregación monástica fue tal que ha sido denominado el «Cluny Español». A la sombra del monasterio nació uno de los burgos más importantes de la Baja Edad Media Hispana.

La villa se convirtió en uno de los focos culturales más importantes de nuestra historia y entre sus muros convivieron hombres de las más distintas razas y culturas: comerciantes francos y de otras nacionalidades, mudéjares, judíos, etc… En algún momento la tensión entre unos y otros dio lugar a situaciones conflictivas, en este sentido, las revueltas burguesas facundinas contra el poder abacial son paradigma en toda la Castilla Medieval.

Crónicas Anónimas

El siglo XII fue sin duda la época dorada de la villa y el monasterio. Un documento excepcional que certifica algunos de los más importantes hechos son las llamadas Crónicas Anónimas.  Este documento, además, posee un valor lingüístico importante en la formación del dialecto romance en los siglos IX-XI.

Las Crónicas relatan algunos de los puntos de inflexión en la historia de la villa. Uno de estos hitos tuvo lugar durante el mandato del Abad Don Diego, primer Abad español entre 1087-1110. Don Diego concedió a los burgueses el privilegio de levantar un recinto amurallado que protegiese a la villa, consistió en una muralla trapezoidal hecha de hormigón y tierra apisonada, de un grosor de 2-3 m y una altura de 7-8 m y tres torreones de ladrillo de unos 15 m de altura, que servían como atalayas.

Otro de los muchos privilegios que la villa poseyó fue el derecho de acuñar moneda, la primera noticia es del 15 de octubre de 1116. La moneda suponemos que fue el vellón (aleación de plata y bronce), derivada de la moneda feudal europea copiada del sistema carolingio.

La importancia de la Abadía en el contexto hispano fue tal que llegó a poseer su propia Universidad, privilegio concedido por Clemente VI en 1347, con Benedicto XIII en 1403 se podían cursar ya los estudios de Teología, Derecho Canónico y Artes Liberales, la institución alcanzó tal apogeo que llegó a intercambiar honores con la Universidad de Salamanca y proveyó de catedráticos a la de Alcalá de Henares, siendo matriz de la orden de San Benito en España hasta el siglo XVI.

Hijos ilustres de Sahagún

Sahagún es también famoso por algunos de sus ilustres hijos. Destacó fraile agustino patrón de Salamanca y de Sahagún, San Juan de Sahagún. Famoso por su labor pacificadora entre las principales familias salmantinas, acabó con las luchas intestinas en el seno de la ciudad, y por sus conocidos milagros, la expresión ¡Tente necio! con la que el Santo detuvo a un toro bravo se recuerda todavía hoy con cariño en las calles salmantinas.

El fraile agustino, patrón de Salamanca y de Sahagún, San Juan de Sahagún fue famoso por su labor pacificadora entre las principales familias salmantinas. Acabó con las luchas intestinas en el seno de la ciudad, y por sus conocidos milagros, la expresión ¡Tente necio! con la que el Santo detuvo a un toro bravo se recuerda todavía hoy con cariño en las calles salmantinas.

Decadencia de la villa

El correr de los siglos trajo la progresiva decadencia de la villa y de su Abadía, proceso acentuado con la Desamortización de Mendizábal, que acabó casi definitivamente con la intensa vida religiosa de la villa desde tiempos de Alfonso VI.

Muy Ejemplar Ciudad

La rica historia de la localidad no se acaba aquí, ya que Sahagún ostenta el título de «Muy Ejemplar Ciudad» con motivo de ser, junto con las ciudades de Jaca y Eíbar, una de las primeras poblaciones en proclamar la República en la madrugada del 14 de abril de 1931, lo cual muestra una vez más la proverbial tolerancia y liberalidad de sus gentes.

Fuente: http://www.villadesahagun.es/historia

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