Atapuerca

Atapuerca

Los orígenes de la humanidad

Atapuerca ocupa un lugar esencial en la historia de la humanidad. En sus yacimientos se hallaron los restos del Homo antecessor, datados en torno a 850.000 años, considerados los más antiguos de Europa. Estos descubrimientos han permitido comprender mejor la evolución humana y la presencia de los primeros homínidos en el continente, convirtiendo a Atapuerca en un referente mundial de la arqueología y la paleoantropología.

La Reconquista y los primeros documentos

El concejo de Atapuerca se formó hace más de once siglos, dentro del esfuerzo por recuperar los territorios perdidos tras la invasión musulmana del año 711. A finales del siglo IX, los castellanos comenzaron a asentarse en el Alto Arlanzón, y en el 884 ya se fundaba la ciudad de Burgos.

La primera mención documental de Atapuerca data del 5 de julio del año 963, en una donación de doña Fronilde al monasterio de San Pedro de Cardeña. En el documento se describe con detalle el territorio y se emplea la grafía “adtaporka”. En esa época, Atapuerca formaba parte del alfoz de Arlanzón y de la Merindad de Montes de Oca-Rioja.

La Batalla de Atapuerca (1054)

El 1 de septiembre de 1054 tuvo lugar la célebre Batalla de Atapuerca, enfrentamiento entre los reinos de Castilla y Navarra, gobernados respectivamente por los hermanos Fernando I de Castilla y León y García Sánchez III de Navarra. El conflicto surgió tras la muerte de su padre, Sancho III el Mayor, por disputas en torno a las fronteras.

A pesar de la mediación de cuatro santos abades —Íñigo de Oña, Sisebuto de Cardeña, García de Arlanza y Domingo de Silos—, la paz no fue posible y el rey García murió en el combate. Este episodio consolidó la hegemonía castellana en la región.
Cada año, los vecinos de la villa rememoran el hecho histórico con una recreación popular de la Batalla de Atapuerca, declarada Fiesta de Interés Turístico Regional.

El Camino de Santiago y la Edad Media

Durante la Edad Media, Atapuerca se integró plenamente en la Ruta Jacobea. Los peregrinos que llegaban desde Agés atravesaban el pueblo, visitaban sus templos y encontraban auxilio en el hospital de San Juan, antes de continuar hacia Burgos.

En 1158, el emperador Alfonso VII, durante una celebración en honor a San Lucas en Villafranca Montes de Oca, otorgó una carta de donación y fuero que cambió el régimen jurídico de la villa. En ella confirmó la entrega realizada por su madre, la reina doña Urraca, a la Orden Militar del Hospital de San Juan de Jerusalén (hoy Orden de Malta). Desde entonces, Atapuerca pasó del dominio real al eclesiástico.

La Orden de San Juan de Jerusalén

El documento foral establecía derechos y libertades para los vecinos, como la exención de impuestos y servicios reales (fonsado, montazgo y portazgo) y la posibilidad de elegir libremente su residencia. Se regulaban también las obligaciones hacia la Orden, como realizar cuatro días de trabajo anual (“serna”).

La encomienda fue dirigida por caballeros-monjes, y se sabe que en 1191 el comendador era fray Martín Pinto. Aunque no se conoce con precisión hasta cuándo perteneció Atapuerca a la Orden, los registros indican que mantuvo esta relación hasta el siglo XVI.

De la Edad Moderna a la Contemporánea

En 1591, Atapuerca aparecía censada dentro de la Merindad de Montes de Oca, junto a otros 18 pueblos, sumando unos 3.000 habitantes. En el siglo XVIII, la villa pasó al realengo y en 1843 contaba con 203 vecinos. Su caserío, presidido por la iglesia de San Martín, disponía ya de escuela primaria, cuyo maestro recibía 200 reales y 24 fanegas de pan.

A mediados del siglo XX, Atapuerca alcanzó los 260 habitantes, incorporando el antiguo núcleo de Quintana de Atapuerca, situado un kilómetro al noroeste.

Atapuerca en la actualidad

Hoy, Atapuerca combina su rico legado histórico con un presente dinámico. El Sistema de Yacimientos de la Sierra de Atapuerca, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO en 2000, sigue siendo un foco internacional de investigación científica y de turismo cultural.

La localidad participa activamente en la Ruta del Camino de Santiago Francés y en proyectos de arqueoturismo y divulgación científica, a través del Centro de Acceso a los Yacimientos (CAYAC) y el Museo de la Evolución Humana de Burgos.
Cada verano, miles de visitantes asisten a sus recreaciones históricas, festivales y rutas interpretativas, haciendo de Atapuerca un ejemplo único de cómo la prehistoria, la historia medieval y la ciencia moderna se unen en un mismo territorio.