El artículo de opinión firmado por Luis Iribarren reflexiona sobre cómo, en Aragón, no siempre es sencillo encontrar espacios donde la conversación sea abierta, natural y libre de prejuicios. Según el autor, esos lugares existen, pero suelen ser excepcionales: los refugios de montaña, los espacios frecuentados por montañeros y, especialmente, los albergues del Camino de Santiago.
Iribarren destaca que en albergues como los de Santa Cilia, Arrés, Artieda o Ruesta —aunque permanezcan cerrados buena parte del año— se generan encuentros que favorecen el diálogo entre peregrinos, vecinos y gestores. Para el autor, estos puntos actúan como auténticos “islotes” donde todavía es posible conversar sin condicionantes, compartir puntos de vista y comprender mejor la realidad del territorio.
El texto subraya también las dificultades a las que se enfrentan muchos núcleos rurales: trámites exigentes, baja actividad económica, falta de población joven o decisiones que, según Iribarren, se toman a menudo desde la costumbre más que desde la participación ciudadana. En su opinión, estos factores condicionan la llegada de nuevos pobladores y la viabilidad de actividades que podrían dinamizar la zona.
En este marco, el autor introduce una reflexión sobre la concentración convocada en Jaca “por la dignidad de la montaña”. Iribarren plantea preguntas acerca de lo que significa realmente ese concepto y quiénes deben protagonizarlo: los habitantes del territorio, los responsables públicos, los ganaderos, los montañeros o quienes conocen de primera mano la evolución del Pirineo.
A lo largo del artículo, Luis Iribarren enfatiza que en lugares como el albergue de Arrés se producen conversaciones que permiten valorar el paisaje, entender su origen geológico y reconocer el esfuerzo de quienes han cuidado durante generaciones los campos y montes del Pirineo. Para el autor, el Camino favorece además un intercambio cultural que enriquece estas reflexiones, gracias a la diversidad de los peregrinos y a sus distintas perspectivas sobre política, territorio y convivencia.
El artículo concluye reconociendo el valor simbólico de Arrés como espacio de hospitalidad y diálogo. Según Iribarren, el Camino de Santiago demuestra que el territorio puede defender su dignidad también a través de la conversación, el encuentro y el respeto hacia paisajes y personas.
Enlace artículo de opinión: https://www.eldiariodehuesca.com/opinion/conversaciones-en-albergue-arres-contra-dignidad-montana_37683_102.html
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